Things near at hand
Translated by Peter Boyle
Things near at hand
The old ladies lie down under the frost: truly, they are sleeping.
All morning they were taking out the indoor plants in deep winter
they thrust their hands
into the earth they spoke
of a forest wheat that
cleanses the stomach
of horses (they spoke,
softly) we are women of
wheat and ablutions they
won’t be able to diminish us;
the two birds that on
meeting were suspended
a few moments in the sky,
they need us.
We are, after all, women of ablutions: of no stature.
They dug, two flowerbeds in a cross: they speak, laying down conditions.
Without our hands in
the garden-beds nothing
will germinate again no one
will see our pastures in
the depths of the wells whoever
goes down will have their
clothes soaked in the scarlet
must secreted by the
mushrooms’ disease; they
will drown.
Since they stand forth, burning phosphorus: our children.
Enormous, in their rocking chairs: and among them I hear someone
name the fires in the sky
(the sea sparkle’s
disorientation
in the waters is now
purple) the whistling
of three grebe,
frightening.
We stood up, I’m small.
They take their buckets woodwork brushes, they are going to
trim the tree in the
backyard: we’d laugh;
they’re not going to
come and settle in
our house they won’t
nest in the two aspen in
the patio nothing will
gnaw their immemorial leaves
and from the catkins will
burst forth the spark
paper fodder on the
wet-nurse’s breasts.
They whistle shrilly, let them whistle: I hear, on the roof
against the patio’s red floor
buckets moving
large new pans
fermentations.
I hear, cow dung falling: I withdraw among the men their
enormous hands sunk
in their aprons, obedient;
they’ve become intoxicated,
they bury their fists in
their pockets looking at
the tides looking at the
shimmer of sea sparkle
on the patio tiles
(I celebrate, density) (I
celebrate the swarm of
fireflies that have come
out of the mildew) moths
nested in their large
winter coats.
The candle, in their eyes: a gnat (birds) in the pockets of their
agave overcoats.
Wearing a toga, with a hood: they look, where to dig. Under the
frost, the thick scrub of
flowering begonias makes
us drowsy from my
tunic a mushroom
sprouts (I hear) (flower
of the breeze, a shrill
whistle) the eaves
blooming the
shoot of the old
women on the cornice.
Proximidades
Las ancianas se recuestan bajo la escarcha: en
verdad, duermen.
Toda la mañana estuvieron sacando las plantas de
interior hincaban en pleno
invierno las manos en la
tierra hablaron de un trigo
forestal que limpia el
estómago de las caballerías
(hablaron, en voz baja)
somos mujeres de trigo
y ablución no nos podrán
mermar; las dos aves que
al cruzarse estuvieron
suspensas en alto unos
instantes, nos necesitan.
Pues somos de ablución, mujeres: sin estatura.
Cavaron, dos arriates en cruz: hablan, estipulando. Nada
volverá a germinar sin nuestras
manos en los canteros del
jardín nadie verá nuestros
pastizales en el fondo de
los aljibes quienes
desciendan se empaparán
las ropas con el mosto
escarlata que segrega la
enfermedad de los hongos;
y se verán anegados.
Puesto que son de evidencia, fósforo: hijos nuestros.
Enormes, en sus mecedoras: y yo entre ellos oigo nombrar
los fuegos de la altura
(púrpura es ahora la
desorientación de la
noctiluca en los mares)
el graznido de las tres
somormujas, amedrenta.
Nos pusimos de pie, soy pequeño.
Sacan sus baldes cepillos de carpintería, talarán el árbol
del traspatio: reíamos; no
vendrán a posarse en nuestra
casa no anidarán en los dos
tiemblos del patio nada roerá
sus hojas inmemoriales y de
los amentos surgirá la astilla
el papel el forraje en los
pechos de la nodriza.
Graznen, que graznen: oigo, sobre la teja contra los
suelos rojos del patio un
trasiego de cubos pailas
nuevas fermentaciones.
Oigo, caer la boñiga: me recojo entre los hombres sus
manazas hundidas en los
delantales, obedientes; se
han embriagado, hunden
los puños en los bolsillos
mirando las mareas mirando
cabrillear las noctilucas
en las losas del patio
(júbilo, lo tupido) (júbilo,
el enjambre de luciérnagas
que salió del moho) las
polillas anidaron en sus
grandes abrigos de invierno.
La candela, en sus ojos: jején (pájaros) en los bolsillos
de sus abrigos de henequén.
Togados, de capirote: miran, cavar. Bajo la escarcha,
la tupida maleza de las
begonias en flor nos
adormila de mis túnicas
brota la seta (escucho)
(la flor del aire, grazna)
en flor los aleros el
vástago de las ancianas
en la cornisa.
Edited by Peter Boyle